martes, 26 de enero de 2016

Motivación: 9 consejos para superar las tentaciones


Cómo superar la tentación de comer alimentos que se te apetecen pero que engordan

¡Qué gran paradoja! Esos mismos alimentos que te parecen tan deliciosos suelen ser, justamente, los primeros que tienes que eliminar cuando estás a dieta (para bajar de peso o por otras razones de salud). Incluso, hasta se vuelven más sabrosos y codiciados ni bien te enteras que deberás evitar comerlos, ¿no es así?

Ahora bien, ¿qué tal si te dijera que lo exquisito de ese manjar que se está derritiendo imaginariamente entre tus dientes es cultural o parte de tus costumbres? Algunos estudios demuestran que, en general, se desea lo que se está acostumbrado a comer. Por ejemplo, si reemplazas las hamburguesas de carne por el mismo producto elaborado con soja, es posible que luego de un tiempo las primeras ya no te resulten tan atractivas y dejes de desearlas con tanta intensidad. Incluso, después de un tiempo, hasta puede que no te caigan bien o te sientas pesado(a) luego de comerlas.

En síntesis: a la hora de comer y armar el menú del día, son muchos los factores que entran en juego. Por eso, como tu preocupación es llevar una dieta saludable y poder cumplir con tu objetivo sin caer en la tentación, a continuación encontrarás varias recomendaciones que pueden ayudarte a quitar de tu mente esos deseos incontrolables de comer lo que no debes:

1. Claro como el agua: cada vez que tengas la tentación, bebe uno o dos vasos de agua. Eso hará que te sientas satisfecho(a) y aliviará tus deseos. Si el agua no es suficiente, prueba acompañarla comiendo una onza o 30 gramos de frutos secos (seis nueces, 12 almendras o 20 maníes o cacahuetes).


2. ¡Libérate!: elimina de tu alacena o refrigerador (hielera) esos productos que no debes comer, así te será más fácil evitarlos. Si de todos modos los compras y comienzas a sentirte culpable mientras los estás comiendo, ¡destrúyelos, bótalos a la basura, rómpelos, sumérgelos en agua o haz lo que sea que te haga sentir mejor!

3. Imagina: es posible que la tentación desaparezca si te imaginas comiendo eso que tanto deseas cuando en realidad lo que está en tu boca es algo saludable. Otra opción es pensar en paisajes y hasta en diferentes aromas para desviar tu mente hacia otras sensaciones.

4. Muévete: antes de ir hacia la alacena o al refrigerador en busca de eso que tanto se te apetece, sal a correr o a caminar, ponte a saltar, sube y baja las escaleras del edificio o haz algún tipo de ejercicio. De paso, puede que bajes de peso más rápido.

5. Distráete: si saltar solo(a) en el baño de la oficina no da resultado, busca algún modo de distraer tu mente. Por ejemplo, puedes llamar a algún amigo, escuchar música o ir a hacer alguna diligencia.

6. Relájate: el estrés y las tensiones pueden atentar contra tu buena voluntad y hacerte caer en la tentación. Aprende a controlar tus nervios (puedes ayudarte con técnicas de relajación, respiración, meditación o visualizaciones, por ejemplo).

7. Descansa: la fatiga y el cansancio también pueden hacer que quieras comer más. Trata de dormir bien por las noches y, si puedes, no está de más que tomes una breve siesta para recuperar energías.

8. Cambia: a veces puede ser útil que modifiques tus rutinas. Por ejemplo, si estás acostumbrado(a) a pasar frente a una panadería que vende delicias irresistibles, elige otro camino y evita pasar por allí. ¿Otros cambios? En vez de comer una barra de caramelo o alguna golosina puedes tomar sorbos de café con leche descremada o lavarte los dientes y hacer gárgaras, para cambiar el gusto de tu boca y hacer que la tentación desaparezca.

9. ¡Date el gusto! Evitar siempre los alimentos que tanto deseas puede arruinar tu dieta, cuando ya no aguantes más la tentación. Una o dos veces por mes, permítete comer eso que tanto te agrada, pero trata de tomar una porción pequeña.

Lo importante no es que dejes de comer todo lo que te gusta ni que te reprimas ante cada bocado que quieras llevare a la boca. Por el contrario, la idea es que aprendas a distinguir entre los alimentos que son más o menos saludables y cuáles son los más apropiados para ti.



Cómo superar la tentación de comer alimentos que se te apetecen pero que engordan Ya sea por razones estéticas o por alguna condición de salud — como cuando el médico te dice que elijas alimentos bajos en grasas o que no le agregues sal a las comidas —  cualquier persona que se preocupe por seguir una alimentación saludable o que quiera bajar de peso tendrá que superar la tentación de comer algunos alimentos y platillos que se le apetecen. Esta puede ser una tarea difícil, por eso aquí te damos algunas recomendaciones para no dejarte llevar por los antojos.  ¡Qué gran paradoja! Esos mismos alimentos que te parecen tan deliciosos suelen ser, justamente, los primeros que tienes que eliminar cuando estás a dieta (para bajar de peso o por otras razones de salud). Incluso, hasta se vuelven más sabrosos y codiciados ni bien te enteras que deberás evitar comerlos, ¿no es así?  Ahora bien, ¿qué tal si te dijera que lo exquisito de ese manjar que se está derritiendo imaginariamente entre tus dientes es cultural o parte de tus costumbres? Algunos estudios demuestran que, en general, se desea lo que se está acostumbrado a comer. Por ejemplo, si reemplazas las hamburguesas de carne por el mismo producto elaborado con soja, es posible que luego de un tiempo las primeras ya no te resulten tan atractivas y dejes de desearlas con tanta intensidad. Incluso, después de un tiempo, hasta puede que no te caigan bien o te sientas pesado(a) luego de comerlas.  De todos modos, es cierto que superar la tentación puede resultar una tarea muy difícil, que tiene que ver no sólo con tus hábitos sino también con tu estado de ánimo y el contexto que te rodea. Hasta puede parecerte imposible evitar la tentación si participas en reuniones y fiestas constantemente o si tienes muchas preocupaciones en el trabajo o estás ansioso(a) por algún motivo personal.  En síntesis: a la hora de comer y armar el menú del día, son muchos los factores que entran en juego. Por eso, como tu preocupación es llevar una dieta saludable y poder cumplir con tu objetivo sin caer en la tentación, a continuación encontrarás varias recomendaciones que pueden ayudarte a quitar de tu mente esos deseos incontrolables de comer lo que no debes:  1.  Claro como el agua: cada vez que tengas la tentación, bebe uno o dos vasos de agua. Eso hará que te sientas satisfecho(a) y aliviará tus deseos. Si el agua no es suficiente, prueba acompañarla comiendo una onza o 30 gramos de frutos secos (seis nueces, 12 almendras o 20 maníes o cacahuetes).  2.  ¡Libérate!: elimina de tu alacena o refrigerador (hielera) esos productos que no debes comer, así te será más fácil evitarlos. Si de todos modos los compras y comienzas a sentirte culpable mientras los estás comiendo, ¡destrúyelos, bótalos a la basura, rómpelos, sumérgelos en agua o haz lo que sea que te haga sentir mejor!  3.  Imagina: es posible que la tentación desaparezca si te imaginas comiendo eso que tanto deseas cuando en realidad lo que está en tu boca es algo saludable. Otra opción es pensar en paisajes y hasta en diferentes aromas para desviar tu mente hacia otras sensaciones.  4.  Muévete: antes de ir hacia la alacena o al refrigerador en busca de eso que tanto se te apetece, sal a correr o a caminar, ponte a saltar, sube y baja las escaleras del edificio o haz algún tipo de ejercicio. De paso, puede que bajes de peso más rápido.  5.  Distráete: si saltar solo(a) en el baño de la oficina no da resultado, busca algún modo de distraer tu mente. Por ejemplo, puedes llamar a algún amigo, escuchar música o ir a hacer alguna diligencia.  6.  Relájate: el estrés y las tensiones pueden atentar contra tu buena voluntad y hacerte caer en la tentación. Aprende a controlar tus nervios (puedes ayudarte con técnicas de relajación, respiración, meditación o visualizaciones, por ejemplo).  7.  Descansa: la fatiga y el cansancio también pueden hacer que quieras comer más. Trata de dormir bien por las noches y, si puedes, no está de más que tomes una breve siesta para recuperar energías.  8.  Cambia: a veces puede ser útil que modifiques tus rutinas. Por ejemplo, si estás acostumbrado(a) a pasar frente a una panadería que vende delicias irresistibles, elige otro camino y evita pasar por allí. ¿Otros cambios? En vez de comer una barra de caramelo o alguna golosina puedes tomar sorbos de café con leche descremada o lavarte los dientes y hacer gárgaras, para cambiar el gusto de tu boca y hacer que la tentación desaparezca.  9.  ¡Date el gusto! Evitar siempre los alimentos que tanto deseas puede arruinar tu dieta, cuando ya no aguantes más la tentación. Una o dos veces por mes, permítete comer eso que tanto te agrada, pero trata de tomar una porción pequeña.  Lo importante no es que dejes de comer todo lo que te gusta ni que te reprimas ante cada bocado que quieras llevare a la boca. Por el contrario, la idea es que aprendas a distinguir entre los alimentos que son más o menos saludables y cuáles son los más apropiados para ti.  ¡Anímate! La motivación y tu forma de pensar en la comida, los alimentos y en la dieta son muy importantes para el éxito. Si dejas de pensar en ciertos alimentos como algo prohibido y cambias tu forma de como te alimentas en general ampliando tu menú, verás que hasta puede convertirse en un proceso divertido de descubrimientos, de nuevos aromas, sabores y ¿por qué no? hasta de reacciones de familiares y de amigos a los que quieras sorprender con un menú saludable e igualmente exquisito. ¿Qué crees que dirán cuando en vez de pizzas o barbacoa les sirvas atún con salsa de aguacate y kiwi,  bebida de  moca o pudín de almendras con frutas? Haz la prueba y luego nos cuentas.


miércoles, 11 de noviembre de 2015

8 Consejos para Disfrutar de las Fiestas ¡sin perjudicar tu peso!


Después de esforzarte por llevar una dieta balanceada todo el año, te encuentras ante el desafío de mantener tu peso en la temporada de fiestas. ¿Cómo puedes lograrlo? Sigue estos 10 consejos prácticos ¡y lo conseguirás!

Ya están aquí los días movidos y alegres del último mes del año. Y por supuesto, no querrás perderte ni las reuniones ni los festejos. ¿Cómo puedes hacerlo sin arruinar el peso que has alcanzado con tanto sacrificio? Lo puedes lograr preparando una estrategia que incluya los siguientes pasos: 
 

1. No te saltes comidas. Si quieres mantener tu peso esta temporada de fiestas, no permitas que las carreras y los compromisos te quiten el tiempo de comer debidamente: desde el desayuno hasta la cena. Esto permite que mantengas tus niveles de energía y de azúcar en la sangre, algo que a su vez controla el apetito. Lo ideal es comer algo cada 3 a 4 horas.

2. Uno de los pasos más importantes para mantener el peso durante la temporada de las fiestas es ¡ponerte en movimiento! Levántate un poco más temprano y sal a caminar o ve al gimnasio a sudar esas calorías que puedas estar consumiendo de más. Además el ejercicio te ayuda a liberar el estrés y, como bien sabemos, el estrés es uno de los factores que induce a comer de más.

3. Elige sabiamente lo que vas a comer. Aumenta tu ración de ensalada y coloca menos arroz en tu plato, selecciona más proteínas y menos carbohidratos. Esta es una magnífica estrategia para mantener tu peso durante las fiestas.

4. ¡Libérate de la tentación! Si en estas fiestas organizas una cena especial en casa, no guardes la comida que sobra (lo que en inglés llaman “leftovers”). Distribúyela entre los invitados, pues eso sólo hará que sigas comiendo esas delicias cargadas de calorías.

5. Muchos no logran mantener su peso debido a los frecuentes brindis de estas fiestas. Limita tu consumo de alcohol lo más posible. Las bebidas alcohólicas son calorías vacías (que carecen de nutrición).

6. Hablando de bebidas, las gaseosas, jugos y otras bebidas azucaradas son una bomba de calorías. En estas fiestas sustitúyelas por agua. Esta es la reina de las bebidas saludables. Además te ayuda a mantenerte satisfecho(a) más tiempo.

7. Controla el tamaño de las porciones. Se sabe que entre más alimentos llevamos al plato, más vamos a comer, sobre todo en esta época de fiestas que abundan las tentaciones. Si tu anfitrión está sirviendo, pídele gentilmente que te permita servirte tu mismo(a), así tienes control sobre la cantidad y el tamaño de lo que comes.

8. Come una fruta o ensalada antes de ir a cada fiesta. Si quieres mantener tu peso, lo mejor es que jamás llegues hambriento(a) a una fiesta porque comerás el doble. Es importante que te mantengas satisfecho(a) teniendo a la mano alimentos saludables.

Consulta también con tus amigos qué trucos les han ayudado a controlar las calorías y el peso. Como ves, no se trata de privarte de nada, sino de actuar con un plan determinado, tener un poco de fuerza de voluntad, sin por eso dejar de disfrutar los buenos momentos.

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martes, 3 de noviembre de 2015

6 Malos Habitos que Arruinan tu Dieta



Comer hasta “limpiar el plato”, frente al televisor o a toda prisa, son malos hábitos fáciles de adquirir y difíciles de romper, especialmente si los llevas practicando toda la vida. Quizás sean ellos los responsables de que no puedas perder peso. Aunque te cueste, debes hacer un esfuerzo por cambiarlos para que el próximo hábito que adquieras sea el de comprar ropa en una talla mucho más pequeña.

Lo haces sin darte cuenta: te sirves la cena y la comes mientras ves la novela de las 8. O simplemente, te saltas una comida si tienes algo urgente que hacer consolándote con que ya comerás más tarde. ¡Luego no te quejes de que no puedes perder peso!  Verás cómo desaparecen esas libras (esos kilos) extra una vez que vayas corrigiendo estos hábitos tan negativos.

1. Comer a toda marcha.  Los que comen sin parar entre un bocado y otro y como si se les fuera a ir el último tren, tienden a comer más y eso significa más calorías.  Para reemplazar este mal hábito, proponte, en primer lugar, convertir el almuerzo o la cena en una experiencia agradable.  “Viste” la mesa, aunque sea con un individual sencillo, una vajilla bonita y tus mejores cubiertos. Después de todo, no hay otro comensal más importante que tú. Tómate tu tiempo para saborear cada bocado. Cuando masticas pausadamente, el cerebro tiene más tiempo para registrar la sensación de saciedad. La idea es sentirte llena con menos cantidad de comida.


2. Comer mientras te distraes con otras actividades: frente a la computadora o revisando el correo. Si no estás concentrado en la actividad fundamental que es alimentarte, con seguridad comerás más de lo debido.  Sustituye esa mala costumbre sirviéndote una sola vez y prestando atención a las porciones.  Aprende a dividir tu plato en secciones para incorporar proteínas, granos, frutas y vegetales , en cantidades moderadas. Evita sentarte a comer frente a la televisión o la computadora mientras tu mente “vuela”. Si no puedes evitarlo y te cuesta cambiar este hábito, sírvete un tazón de palomitas de maíz (sin mantequilla), que tiene pocas calorías.

3. Comer para calmar el estrés o matar el aburrimiento.  Come o merienda solamente cuando tengas hambre. Si te sientes ansioso(a) y necesitas comer algo para calmar los nervios, ten a la mano una merienda saludable (yogur, o una fruta). Coloca una alcancía sobre el escritorio (o un sobre en una de las gavetas de la cocina). Cada vez que puedas superar un antojo o una de estas urgencias falsas, coloca un billete o una moneda como premio. Así podrás comprarte algo que te guste mucho y tendrás un incentivo para animarte y ayudarte a vencer las tentaciones.

4. Limpiar el plato. Muchas personas siguen comiendo hasta terminar hasta el último grano aún cuando se sientan repletas. Y es que a muchos nos han enseñado desde pequeños que es malo desperdiciar comida. Y como en realidad botar comida no es bueno, ¡haz caso y no te sirvas más de lo que vayas a comer! Aunque el plato te encante y sea tu favorito, recuerda que la moderación al servirte es lo que te permitirá perder peso sin pasar hambre ni privarte de tus comidas favoritas.


5. Comer carne siempre como plato principal.  La carne es una excelente fuente de proteínas, pero no es la única. Disminuye la frecuencia con la que comes o sustitúyela por otras fuentes, como la soja (soya) o los frijoles (arvejas, habichuelas) varias veces a la semana. También puedes reducir la cantidad: sírvete una abundante ensalada mixta con trocitos de pollo o carne a la parrilla.

6. Saltarte comidas. Si lo haces, alteras la capacidad del organismo de controlar el apetito y desaceleras el metabolismo.  Los resultados: comer más o por impulso, y un metabolismo más lento que quema menos calorías.  Distribuye tus alimentos en tres comidas y dos meriendas. El total de calorías diarias que debes consumir (depende de tu edad, tu estatura, tu sexo y tu nivel de actividad).  

Acostúmbrate a planear tus comidas, ya sea en la mañana o la noche anterior, para que no tengas que improvisar durante el día y cometer errores.Muchas veces, hacemos cosas automáticamente, sin pensar ni darnos cuenta de que nos perjudican, como los malos hábitos que hemos enumerado. Si los vas cambiando poco a poco, irás transformando tu manera de comer, perderás peso y reducirás tus medidas. ¡Haz la prueba!

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miércoles, 2 de septiembre de 2015

Que es y como Funciona el Metabolismo en el Ser Humano



El metabolismo es un conjunto de procesos físicos y químicos que ocurren en las células, que convierten a los nutrientes de los alimentos en la energía necesaria para que el cuerpo cumpla con todas sus funciones vitales, como respirar, hacer la digestión, hacer circular la sangre, mantener la temperatura corporal y eliminar los desechos (a través de la orina y las heces). Es decir que no sólo utilizamos esa energía para movernos y pensar, sino también cuando estamos en reposo. Por cierto, la energía que un alimento le brinda al cuerpo se mide en calorías, y cuando consumes más calorías de las que necesita tu cuerpo, éstas se acumulan en forma de grasa.

Más específicamente, en el metabolismo intervienen dos tipos de actividades: la fabricación de tejidos corporales y la creación de reservas de energía  y la descomposición de tejidos corporales y de reservas de energía para obtener el combustible necesario para las funciones corporales. La velocidad y el sentido en que se producen esos procesos metabólicos están regulados por distintas hormonas que se fabrican por el sistema endócrino, como la tiroxina (que se produce en la glándula tiroides) y la insulina (que se produce en el páncreas).


A veces, el sistema metabólico falla y ocurren los llamados trastornos o enfermedades metabólicas, algunas pueden heredar. La mayoría suceden porque hay enzimas u hormonas que se concentran de manera anormal en la sangre o no funcionan correctamente. Lo que sucede es que es que hay ciertas sustancias químicas que si no se pueden metabolizar o que si se metabolizan mal pueden causar síntomas graves. Por eso, los problemas del metabolismo deben tratarse y controlarse.

¿Te preguntas cuáles son los trastornos metabólicos? A continuación te doy algunos ejemplos, que tal vez ya conocías:

 Galactosemia: es un trastorno metabólico congénito, es decir, heredado. Los bebés que nacen con este problema tienen dificultad para metabolizar (asimilar) la enzima del azúcar denominada galactosa (que también se encuentra en los productos lácteos pero es diferente a la intolerancia a la lactosa).

Hipertiroidismo: se produce cuando la glándula tiroides segrega (produce) una cantidad excesiva de tiroxina, lo que acelera el metabolismo basal. Provoca síntomas como pérdida de peso, aceleración del ritmo cardiaco, hipertensión, ojos prominentes  o saltones (exoftalmos) y un abultamiento en el cuello que se debe al crecimiento de la glándula tiroidea (bocio).

Hipotiroidismo: se produce cuando la glándula tiroides o no existe o produce poca hormona tiroidea (tiroxina), en ocasiones debido a la producción de anticuerpos que destruyen parcialmente a esta glándula, que por eso segrega una cantidad insuficiente de la hormona tiroxina, lo que hace más lento al metabolismo basal. En los lactantes y en los niños puede causar retraso mental y en el crecimiento, en los adultos provoca fatiga, disminución del ritmo cardiaco, aumento de peso y estreñimiento.

Diabetes, de tipo 1 o diabetes de tipo 2 : la primera (diabetes tipo 1) ocurre cuando el páncreas no produce o secreta suficiente insulina (se requiere insulina para el tratamiento), la segunda (diabetes tipo 2) se produce cuando el cuerpo no responde a la insulina en forma adecuada, tiene resistencia a la insulina que se produce.